Por salud no entendemos sólo a la ausencia de enfermedad, sino al pleno estado de bienestar físico, psíquico, social y espiritual, que permita al individuo desempeñarse de manera socialmente activa.
Por calidad de vida entendemos un bienestar psicosocial, es decir, el grado de satisfacción en la vida de una persona respecto a su nivel de bienestar consigo mismo, con los demás y con el manejo de su entorno próximo.
Desde el punto de vista de la calidad de vida del adulto mayor, la mirada ha ido cambiando hacia una idea del envejecimiento activo como proceso natural – y no una enfermedad- en el que se pueden aprender y adquirir nuevos conocimientos.
Las prioridades del adulto mayor son la salud, estar activos y vigentes, participar con sus opiniones dentro de su entorno familiar, relacionarse con sus pares donde se genera la necesidad de pertenencia, que en definitiva, tengan un rol activo dentro de la sociedad. Aunque todas estas inquietudes pueden variar de acuerdo a su realidad socioeconómica y salud, lo más importante es un intercambio de apoyo afectivo, material y otros servicios como información, contactos sociales, etc.
No solo basta con entregarles las herramientas necesarias para optimizar la calidad de vida, sino que es de suma importancia potencializar y capacitar habilidades cognitivas que nos permitan una mejor resolución de conflictos internos y externos que mejoren la autopercepción y autoestima.
Aymará Pinsker
Médica de Psiquiatría (MN 129312)
Médica de Psiquiatría (MN 129312)
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